mi historia
Estoy graduada en Gestión del diseño, tengo un Máster en Gestión de proyectos y en 2020 me certifiqué como Coach de Nutrición y Salud (Nutrition & Health Coach) en el Well College Global. Recientemente he cursado un seminario sobre desórdenes alimenticios y prácticas para la recuperación a largo plazo (PESI Disordered Eating: Somatic, Self-Compassion, and Mindfulness Interventions for Lasting Recovery).
De pequeña me diagnosticaron escoliosis, por lo que comencé a practicar pilates y natación para fortalecer mi espalda, pero no fue hasta alrededor de los 23 años cuando descubrí el entrenamiento con pesas, y a partir de ahí empezó mi obsesión con la comida saludable y el ejercicio.
Al ver cómo tenía el poder de cambiar mi cuerpo, probé todo tipo de dietas y llevé a mi cuerpo al extremo, normalicé el pasar hambre, el prohibirme alimentos y el forzarme a entrenar cada día. Pensaba que para verme bien tenía que restringirme y llevar un estilo de vida estricto.
De no saber por dónde empezar, no saber qué es saludable o ni siquiera entender mis señales de hambre, a suprimirla o ignorarla, obsesionarme por el gym y la dieta, la restricción, la culpa y el control. Y todo porque en ninguna de las versiones me quería suficiente, me sentía suficiente o me valoraba lo suficiente. Siempre creyendo que tenía que aparentar o ser alguien que no era para agradar a los demás, con miedo a ser rechazada, a no gustar o a ser juzgada.
Durante mucho tiempo tuve la idea de que lograr el "cuerpo ideal" me haría feliz, sin darme cuenta de que mi felicidad debía encontrarla en mi interior. Pero incluso cuando estuve más delgada, era la peor versión de mí misma, siempre de mal humor, cansada y hambrienta.
Viví mucho tiempo dejando que mi obsesión por la comida y el ejercicio decidieran mis elecciones en la vida. Contando calorías, pesando la comida y estresándome cada vez que no tenía mi alimentación bajo control o que no podía hacer ejercicio para ganarme la comida.
Hasta que me harté de vivir así. Con hambre constante, pensando en comer, desviviéndome cada día por un ideal de perfección que yo tenía en mi mente, extremista, exigente…que pasaba desapercibida por ser “disciplinada” o por tener mucha “fuerza de voluntad” y “autocontrol”. Me di cuenta de que no era feliz, de que estaba cansada, de mal humor, sin energía, aislada, y de que había otra forma de vivir la vida posible para mi, y yo era la única que no me estaba dejando vivirla.
Volví a conectar conmigo, con mi cuerpo, y encontré la forma de vivir sin restricción, sin extremos y sobretodo sin culpa, sin remordimiento y sin constante preocupación, sin ese ruido mental que no me dejaba centrarme en otra cosa que no fuese la comida o el ejercicio.
Además de la escoliosis, tengo ovarios poliquísticos y, esta forma de vida restrictiva junto con tomar pastillas anticonceptivas, me llevó a experimentar un desequilibrio hormonal que resultó en acné, ansiedad, insomnio, migrañas, depresión, hinchazón abdominal...
Pero lo que me hace sentir orgullosa es realmente el cambio interior que he conseguido. El cambio de mentalidad, creencias, prioridades, perspectivas, percepciones…tanto de la comida, como del ejercicio, como de mi. He tenido que re-evaluar todo en lo que creía y salir de mi zona de confort para encontrar un estilo de vida alineado a mi, que me permite valorarme, aceptarme y estar en paz conmigo misma.
He tardado años en aprender a vivir intuitivamente. A día de hoy me siento tranquila, libre y sobretodo, disfruto realmente de la vida. He encontrado una forma de alimentarme que me hace feliz y me permite vivir en paz. Ahora, como Health Coach, quiero ayudar a otras mujeres a cambiar su forma de pensar para que puedan ser la versión más feliz, saludable y equilibrada de sí mismas.