De pequeña nunca supe lo que quería ser, nada de lo que se suponía que “debía ser” se me daba bien, veía que los demás sí lo tenían claro y yo me sentía todavía más frustrada.

En todos mis trabajos tuve la sensación de no ser o saber suficiente, de no estar cómoda, algo me decía “aquí no es donde debes estar”. Pero en ese momento no tenía ni idea de que era mi intuición hablándome.

Pensaba que algo estaba mal en mi, sentía que me fallaba a mi y a los demás constantemente, que era un fracaso y siempre iba a ser alguien mediocre, hiciese lo que hiciese.

Después de perder mi trabajo en 2020, cuando me certifiqué como health coach y empecé a publicar en mi Instagram personal, no me sentía preparada, no creía posible poder dedicarme a ser coach online y menos a ser creadora de contenido, ¿Quién soy yo para aconsejar a nadie? ¿A quién le va a interesar lo que yo publique? Así que tuve todavía más trabajos que sólo me duraban unos meses y volvía a quedarme en el paro (aún teniendo una carrera y un máster, me costaba mucho encajar en ninguna de las ofertas de trabajo), hasta que entendí que era una señal para dejar de insistir en ocupar mis horas con algo que me hacía terriblemente infeliz sólo por el qué dirán o por miedo a no tener dinero, y atreverme de una vez a eso que me estaba llamando y que me apetecía hacer sin incluso aunque no me pagaran por ello.